Procesar el duelo.
¿Cómo procesar y superar la pérdida de un ser querido?

El duelo es uno de los retos más grandes a los que nos enfrentamos los seres humanos. La pérdida de un ser querido genera shock, una tristeza profunda, rabia, frustración… Entender y gestionar un proceso tan doloroso es clave, y cada persona reacciona ante ello de una forma muy distinta.

Además, influyen factores como la relación que teníamos con la persona fallecida o las circunstancias de la pérdida: no es lo mismo procesar una larga enfermedad que una muerte repentina, así como no es lo mismo perder a un familiar con el que teníamos una excelente relación que a una persona de nuestro entorno con la que discutimos y nunca pudimos arreglarlo.

Los seres humanos podemos procesar la pérdida gracias a nuestra capacidad de resiliencia, esto es, nuestra habilidad para adaptarnos a las circunstancias, por muy adversas que parezcan. He aquí una serie de pautas que pueden ayudarnos a procesar la pérdida de nuestros allegados:

  • Hablar sobre la persona fallecida con familiares, amigos o nuestra pareja. Es importante saber pedir ayuda. El entorno suele volcarse con aquella persona que ha perdido a alguien, pero en muchas situaciones les resulta frustrante no saber qué hacer. Es bueno comunicarles qué necesitamos, por pequeño que parezca, para sentirnos mejor: puede ir desde una conversación sobre cómo nos sentimos, cómo echamos de menos a esa persona que ya no está, pedir un abrazo, manifestar que necesitamos dar un paseo… Igualmente, es bueno respetar también que, en algunos momentos, querremos estar solos. Esto también ayuda a concienciarnos y vivir el duelo de manera personal, aunque es clave contar con esa red de apoyo.
  • Autocuidados. Es fundamental que, aunque es inevitable que el duelo nos afecte, intentemos seguir cuidando de nosotros mismos. La alimentación equilibrada, una rutina de sueño apropiada, hacer ejercicio y no dejar de lado nuestros hobbies contribuyen a mejorar nuestro estado de ánimo después de un golpe emocional tan potente.
    Rememora a tu ser querido. Es importante hablar de la persona fallecida con naturalidad, recordar buenos momentos juntos, tener fotos con esa persona, hacer cosas “en su honor”. No se trata de olvidar a la persona que ya no está, sino de aprender a vivir sabiendo que no está físicamente pero que ha dejado un legado imborrable en nosotros que podemos y debemos honrar y tener presente. Honrar su legado ayuda a integrar la pérdida de manera positiva.
  • Cartas. En ocasiones, una carta de despedida es una buena medida para asumir la pérdida. A veces recurrimos al autoengaño para evitar pensar que nuestro familiar o allegado ya no está entre nosotros. Al “ritualizar” la pérdida a través de la escritura, volcando sobre el papel unas palabras para cerrar la etapa y decir adiós al fallecido, estamos asumiendo que su vida ha terminado y que intentaremos honrarle viviendo nuestra vida de la mejor manera posible a partir de ese momento.
  • Técnicas como “la silla vacía”. Esta técnica se aplica en psicoterapia para proyectar la imagen de nuestro ser querido sentado frente a nosotros y hablarle directamente. Se emplea en diferentes contextos, como cuando queda rencor pendiente, quisimos despedirnos del ser querido y no pudimos hacerlo en persona, etc.
 
 

Etapas del duelo

Hay autores que han organizado el duelo en cinco etapas diferentes:

1. Negación. Tiene que ver con la incredulidad o no poder creer lo que acaba de suceder. Como suele suceder en muchas ocasiones, no queremos aceptar un hecho que nos genera dolor, algo que el ser humano tiende a evitar (pese a no ser saludable, pues las emociones como la tristeza o la frustración cumplen también una función y hay que permitirse experimentarlas pese a no ser agradables). Una frase típica asociada a esta etapa es: “Esto no puede estar ocurriendo” o “Esto no puede estar pasando a mí”.

2. Ira. Es normal sentirse enfadado ante la pérdida de un ser querido. Esta ira puede ir dirigida contra uno mismo, contra el ser que hemos perdido, contra familiares o amigos. Se traduce en frases como “¿Por qué a mí?”, y su función es comprender qué ha ocurrido para encontrar calma o paz. La ira es una parte natural del proceso y no debe reprimirse, sino entenderse y canalizarse de forma saludable.

3. Negociación. Puede darse antes de que se produzca la muerte (en casos como, por ejemplo, enfermedades terminales) o después del fallecimiento. La idea que surge es la de posponer o retrasar la pérdida del ser querido. También la de “Ojalá pudiera volver atrás y evitar que esto hubiera sucedido” y “¿Qué hubiera pasado si…?”. Esta etapa suele ser breve y es un intento de aliviar el dolor que sentimos.

4. Depresión. En esta etapa se empieza a asumir que nuestro allegado ya no está entre nosotros. Puede haber aislamiento social y experimentarse una profunda tristeza, sensación de vacío interior, dolor, miedo e incertidumbre ante la idea de cómo será la vida sin tener a nuestro ser querido entre nosotros. Esta etapa es totalmente adaptativa a la situación y, pese a creer que va a durar por siempre, se ajusta al hecho experimentado y ayuda a sanar.

5. Aceptación. Se acepta la pérdida del ser querido, y entendemos que nuestra vida puede y debe continuar pese a ello. Entendemos que se trata no ya de superar la pérdida, sino de aprender a vivir con ello. En esta etapa ayuda el continuar con nuestras rutinas diarias, invertir tiempo en nuestros allegados, familia y amigos.

Cabe recordar que las etapas del duelo no son lineales ni se expresan del mismo modo en cada ser humano, sino que podemos pasar de una a otra y volver a la etapa anterior en alguna ocasión. No obstante, ser consciente de que se atraviesa por diferentes etapas nos puede ayudar a entender mejor lo que supone la pérdida de un ser querido.

Como conclusión, aunque el duelo es un verdadero reto a nivel emocional, permitamos que las emociones negativas hagan su función, sintamos el dolor y la tristeza, la rabia y la frustración. Sólo permitiéndonos sentirlas, podrán hacer su función y nos permitirán seguir adelante con nuestras vidas de la mejor manera posible.

Si tienes problemas para gestionar el duelo o simplemente necesitas la ayuda de un profesional, en el Centro de Psicología Thamar estaremos encantados de ayudarte. Pedir ayuda es una muestra de fortaleza.

Por Álvaro Ordoñez

CONSULTA MADRID

CONSULTA DUBLÍN

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