
La mayoría de las personas hemos utilizado o escuchado en algún momento de nuestra vida frases como “Me ha traumado esa película” o “Yo es que tengo un trauma con eso”, entendiendo la palabra trauma como cualquier situación o estímulo de la vida cotidiana que nos genera malestar. La palabra trauma se ha incorporado al lenguaje coloquial para describir experiencias incómodas o desagradables, pero su verdadero significado y el impacto en la persona va mucho más allá. En este artículo, queremos profundizar en el significado real del trauma, cómo se origina, los tipos de trauma que existen, cómo identificarlo y de qué manera puede abordarse en terapia.
¿Qué entendemos por trauma?
El trauma puede ser entendido como una herida emocional que surge como resultado de eventos de nuestra vida que han sido emocionalmente impactantes o estresantes, y que superan la capacidad de la persona para poder afrontarlos. Esta herida se queda impregnada en nuestro sistema nervioso autónomo y en nuestro cerebro, alterando la percepción que tenemos de nosotros mismos, de los demás y del mundo, destruyendo así nuestra sensación de seguridad física o emocional.
El trauma no siempre está asociado a grandes tragedias como el abuso o la pérdida de un ser querido. Un trauma puede generarse también por aquellas cosas que no han ocurrido, como que nuestros padres no hayan estado emocionalmente presentes cuando lo hayamos necesitado, el rechazo social o cuando no nos hemos podido proteger ante una situación difícil. Podemos imaginar el trauma como una grieta en un cristal. A simple vista, el vidrio sigue en su sitio, pero cualquier presión adicional puede hacer que se rompa. Del mismo modo, una persona con trauma puede parecer funcional, pero pequeñas situaciones pueden reactivar su dolor y angustia.
¿Cómo se genera el trauma?
El trauma se origina cuando vivimos situaciones de intenso estrés, miedo o indefensión. Nuestro cerebro, especialmente la amígdala, una parte del cerebro encargada de procesar el miedo, reacciona activando un estado de alerta que puede quedarse “encendido” incluso después de que el peligro ha pasado. Esto hace que la persona reviva la angustia, sienta ansiedad o desarrolle respuestas automáticas de lucha, huida o bloqueo en situaciones que recuerdan al evento traumático.
¿Qué tipos de trauma existen?
Existen diferentes tipos de trauma, y entenderlos nos ayuda a abordarlos mejor en terapia:
¿Cómo puedo identificarlo?
La forma más fácil de entender si he desarrollado un trauma como resultado de una experiencia difícil es atender a los síntomas que experimentamos. Los síntomas más comunes son tanto físicos como emocionales, aunque también pueden aparecer consecuencias a nivel relacional. Estos son algunos de los síntomas:
¿Cuál es el abordaje adecuado para tratar el trauma en terapia?
El primer paso para sanar un trauma es reconocerlo y darle espacio para ser comprendido. Muchas veces, el miedo o la vergüenza impiden que busquemos ayuda, pero la terapia psicológica puede ayudar a procesar las emociones atrapadas y reconstruir un sentido de seguridad.
En consulta, es importante entender que los síntomas explicados con anterioridad actúan como señales que nos envía el cuerpo para que entendamos que algo no va bien, pero no son el problema, sino la consecuencia del problema. Por eso, es clave mirar más allá de los síntomas y trabajar sobre las raíces del malestar. Estos síntomas son la punta del iceberg de un problema más profundo, por lo que debe hacerse un abordaje completo, atendiendo a los síntomas que generan tanto malestar en el presente, pero explorando también el pasado, para poder sanar esas heridas que aún permanecen abiertas.
Para ello, en consulta utilizamos un abordaje integrativo y especializado en Trauma, haciendo uso de varias técnicas pertenecientes a diferentes corrientes psicológicas como la terapia cognitivo-conductual, terapias de tercera generación y Gestalt, EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares), y técnicas de regulación emocional para ayudar a los pacientes a recuperar el control sobre sus vidas.
Sanar es posible
Sanar no significa olvidar lo vivido, sino aprender a vivir sin que el pasado controle nuestro presente.
El trauma no define a una persona. Con el apoyo adecuado, la compasión hacia uno mismo y el tiempo necesario, es posible sanar. Si sientes que el trauma interfiere en tu bienestar, no dudes en buscar ayuda. Estás dando un paso valiente hacia tu recuperación.
Si este artículo te ha resonado y quieres más información, en nuestro centro estamos para acompañarte en tu proceso.
Por María Belén Villegas
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